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La depresión no es una debilidad o una fuerza que se pueda para a voluntad, esta enfermedad es grave y requiere de tratamientos a largo plazo.

Las personas que entran a la adolescencia, ingresan a una etapa que trae muchos cambios tanto externos como internos, en donde los jóvenes comienzan a observar más el aspecto y como los percibe el mundo. En esta etapa, impacta el cómo piensan, se sienten y comportan, provocando emociones.

Expectativas académicas y cambios en su cuerpo, pueden ocasionar muchos altibajos en jóvenes, generando problemas de depresión, sin embargo, la depresión es mucho más que unos problemas temporales y puede convertirse en una situación grave.

Otras señales que puede indicarnos que un adolescente está sufriendo de depresión, está relacionada con los sentimientos de que no vale nada y de culpa, llevando a problemas como falta de tomar decisiones y el no preocuparse por lo que pueda ocurrir en un futuro, además se quejan de dolores cuando todo está bien y pueden tener pensamientos sobre la muerte y el suicidio.

¿Qué se puede hacer?

Expertos indican que una de las mejores maneras para evitar este tipo de trastornos psicológicos, es tener comunicación constante con los hijos para entenderlos y lograr así disminuir el nivel de estrés que los adolescentes generan.

Dialoga.

El primer paso que se debe dar al momento de detectar la depresión en un adolescente es dialogar y conocer las causas del joven, puede ayudar a que el menor se sincere y admita la situación por la que está pasando.

Escucha.

Debes tener tiempo para escuchar lo que inquieta y preocupa al adolescente, eliminar los prejuicios es una de las mejores formas de hacerlo.

Comprender.

Es uno de los aspectos claves, ya que el apoyo familiar es esencial para la recuperación y prevención de este trastorno.

Ayuda profesional.

Es importante convencerlo de una terapia, además del apoyo familiar, es importante darle la opción de hablar con un psicólogo.

Por otra parte, una buena salud mental incluye una dieta saludable, dormir lo suficiente, ejercicio y relaciones positivas con otras personas en el hogar y en la escuela.

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