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Probablemente en más de una ocasión, mientras caminas por la calle o realizas actividades diarias, hayas escuchado a alguien hablando en voz alta consigo mismo. Este fenómeno, que frecuentemente está rodeado de estigmas y malentendidos, no es tan raro como muchos piensan. Aunque algunas personas asocian esta práctica con problemas mentales o comportamientos extraños, los expertos en psicología indican que hablar solo puede tener numerosos beneficios.

Primero, es esencial desmentir la creencia de que hablar solo es un signo de locura. Según explicó Gary Lupyan, profesor de psicología en la Universidad de Wisconsin, a la BBC, «hablar en voz alta con uno mismo no es irracional». De hecho, Lupyan comentó que a menudo nos sorprende lo que decimos. Este diálogo interno puede ser una herramienta valiosa para recuperar recuerdos, mejorar la concentración y proporcionar una sensación de seguridad.

Asimismo, la psicoterapeuta Anne Wilson Schaef también apoyó esta idea en el medio británico, sugiriendo que hablar con uno mismo puede ser una forma de gestionar las emociones. Schaef recomienda a sus pacientes expresar verbalmente sus preocupaciones como una manera de liberar la ira y encontrar alivio emocional. «Todos necesitamos hablar con alguien interesante, inteligente, que nos conoce bien y está de nuestro lado, y esa persona somos nosotros mismos», explicó Schaef, considerando este diálogo interno como una importante «herramienta cognitiva».

Un aspecto interesante es la manera en que nos dirigimos a nosotros mismos. Hablar en segunda o tercera persona puede ser más efectivo para manejar las emociones que hacerlo en primera persona. Esto podría ser crucial para aumentar la autoestima y la autoconfianza, así como para mejorar el autoconocimiento y la creatividad.

¿Cuándo es preocupante?

Sin embargo, no todo diálogo interno es positivo. Según el portal Very Well Mind, si estas conversaciones internas se vuelven destructivas y comienzan a dañar la autoestima o afectar la confianza, podría ser señal de un problema mayor. En tales casos, sería recomendable consultar a un profesional de la salud mental para manejar adecuadamente esos pensamientos.

En conclusión, hablar solo no debería ser motivo de preocupación, sino más bien una práctica que puede enriquecer nuestra vida mental y emocional. Como con muchas otras cosas en la vida, el contexto y la forma en que nos comunicamos con nosotros mismos son fundamentales.

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