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Cuando la depresión trasciende: Cómo proteger a tu familia del contagio emocional.

La salud mental de un miembro de la familia puede influir profundamente en el bienestar de todos los demás. Aunque la depresión no se transmite como un virus, sí puede crear un efecto dominó emocional que afecte a quienes conviven con la persona que la padece.

¿Puede «Contagiarse» la Depresión?

Según la Dra. Alejandra Gómez, psiquiatra y psicoanalista de la Asociación Psicoanalítica Argentina, aunque la depresión no es contagiosa en el sentido médico tradicional, sí puede propagarse a través de lo que se conoce como «contagio emocional». La depresión se caracteriza por:
    • Tristeza persistente por más de 3 semanas.
    • Pérdida de interés en actividades placenteras (anhedonia).
    • Alteraciones del sueño y apetito.
    • Deterioro en las relaciones sociales.
Cuando una persona experimenta estos síntomas, puede crear un ambiente familiar cargado de desánimo, irritabilidad y desesperanza que impacta a todos los miembros del hogar.

El Mecanismo del Contagio Emocional

El psicólogo Pablo Rafael Santangelo explica que este fenómeno ocurre principalmente por dos razones: 1. Empatía natural: Nuestra capacidad innata de conectar con las emociones de otros nos hace susceptibles a absorber los estados anímicos negativos. 2. Exposición constante: Vivir continuamente en un ambiente cargado de tristeza y desesperanza puede alterar nuestro equilibrio neuroquímico, afectando la producción de serotonina y cortisol. Investigaciones recientes han demostrado que en parejas donde uno de los miembros sufre depresión o ansiedad, el otro puede desarrollar síntomas similares, incluyendo cambios en los patrones de alimentación, sueño y comportamiento.

Señales de Alerta: ¿Te Está Afectando?

Es importante identificar si el estado depresivo de un ser querido está impactando tu propia salud mental. Las señales incluyen:
    • Cambios emocionales: Tristeza, irritabilidad o apatía inusuales.
    • Agotamiento: Sensación constante de cansancio mental y emocional.
    • Pérdida de interés: Dificultad para disfrutar actividades que antes te generaban placer.
    • Problemas de concentración y sueño.
    • Absorción total: Sentir que el sufrimiento del otro consume tu energía.
    • Descuido personal: Abandonar tu propio bienestar.

Estrategias para Cuidarte Mientras Apoyas.

1. Establece Límites Saludables.

Estar presente no significa estar disponible las 24 horas. Es fundamental mantener espacios personales y momentos de descanso.

2. Promueve la Ayuda Profesional.

Tu papel no es resolver la depresión de tu ser querido, sino acompañarlo y motivarlo a buscar tratamiento especializado. La terapia psicológica es esencial tanto para quien sufre depresión como para la familia.

3. Mantén Tus Rutinas y Conexiones.

Preserva tus actividades, hobbies, ejercicio y relaciones sociales. Estos elementos son fundamentales para tu estabilidad emocional.

4. Practica el Autocuidado Emocional.

Reconoce y valida tus sentimientos. Es normal sentirse frustrado o sobrepasado en estas situaciones. Busca apoyo cuando lo necesites.

5. Comunicación Familiar.

Considera la terapia familiar para abordar los conflictos y dinámicas que pueden estar contribuyendo al problema.

Cuidar al Otro Empieza por Cuidarte a Ti.

Como enfatiza el psicólogo Santangelo: «Querer cuidar al otro empieza también por cuidarse uno mismo». No es egoísmo proteger tu salud mental; es una necesidad para poder ofrecer el mejor apoyo posible a quien lo necesita. Recuerda que buscar ayuda profesional no es solo recomendable, sino necesario. Un terapeuta puede proporcionar las herramientas adecuadas tanto para quien sufre depresión como para su familia, creando estrategias específicas para cada situación. La depresión es tratable, y con el apoyo adecuado, tanto la persona afectada como su familia pueden recuperar el equilibrio y la vitalidad en sus relaciones.
Visite el sitio original de la nota | Fuente: infobae.com

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